¿Con qué puedes regar tu campo de utopías? Claro, tampoco con capitalismo. Fuerte abrazo.Hasta pronto.
El campo está sembrado.Está minado, Ignacio.Vamos pisando las bombas.El capitalismo se autodestruirá.Tu reflexión me llega, y el juego con las palabras antagónicas, me encanta.BesoSIL
Precisamente hoy, disertando con Acapu sobre esa falacia del anarcocapitalismo, le decíamos que «El camino a la utopía está jalonado de giros a la izquierda». El resto es precipicio. Salud, Ignacio.
El Capitalismo convierte todo lo que toca. Así como lo hacía cierto rey con sus manos de oro. Besos!
El capitalismo vende eso, utopías, la promesa eterna. Es un sistema que comercia con todo, también con los ideales.Y sí, lo que crece en sus campos es peligroso. Peligroso acomodarse en él. Y también peligroso enfrentarse a él.Ya cada cual decidea qué miedo enfrentarse,a qué miedo acomodarse.Un fuerte abrazo.
¿Con qué puedes regar tu campo de utopías? Claro, tampoco con capitalismo.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
Hasta pronto.
El campo está sembrado.
ResponderEliminarEstá minado, Ignacio.
Vamos pisando las bombas.
El capitalismo se autodestruirá.
Tu reflexión me llega, y el juego con las palabras antagónicas, me encanta.
Beso
SIL
Precisamente hoy, disertando con Acapu sobre esa falacia del anarcocapitalismo, le decíamos que «El camino a la utopía está jalonado de giros a la izquierda». El resto es precipicio. Salud, Ignacio.
ResponderEliminarEl Capitalismo convierte todo lo que toca. Así como lo hacía cierto rey con sus manos de oro.
ResponderEliminarBesos!
El capitalismo vende eso, utopías, la promesa eterna. Es un sistema que comercia con todo, también con los ideales.
ResponderEliminarY sí, lo que crece en sus campos es peligroso. Peligroso acomodarse en él. Y también peligroso enfrentarse a él.
Ya cada cual decide
a qué miedo enfrentarse,
a qué miedo acomodarse.
Un fuerte abrazo.