Al ser el hombre inmortal hasta el día de su muerte, debe aprender a vivir de forma tal que esa inmortalidad no se vuelva un insoportable anhelo de morir.
Y sin embargo... En algún punto de esa historia mortal, el anhelo se vuelve inevitable: /// Las vagas horas, la memoria impura, el abuso de la literatura y en el confín la no gustada muerte. Sólo esa piedra quiero. Sólo pido las dos abstractas fechas y el olvido.
al ser el hombre tan mortal,hasta el dia de su muerte decide vivir como inmortal,aprendiendo a morir de manera tal que este efimero pasaje se vuelve un simple anhelo de vida.
Pues sí, sabemos que nos vamos a morir, de eso no hay duda, pero no seremos conscientes de nuestra muerte cuando ésta sea un hecho. Somos inmortales, por tanto, pero es difícil no tener presente a "la señora de la guadaña" mientras vivimos. La clave está, supongo, en que la muerte no nos amargue la vida. Un abrazo, Ignacio.
Ahí juega su cuento la paradoja: si se ese inmortal nunca se moriría, pero uno es inmortal hasta que se muere. que diría es una cortedad de vida. Lo duro siendo un inmnortal de tan poco, sería ya desapacible, andar desenado la muerte, en tan brevedad, y a sabiendfas de que ella llega que llega. Bueno espero que este fraseo no se me haya vuelto cantinflesco e incohernete, pero si fue así, mi profesor de filosofía tiene la culpa. Un abrazo. carlos
Difícil tarea vivir como un inmortal, y más difícil aún ograrlo y no desear la muerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Claro porque la inmortalidad empieza después de la muerte.
ResponderEliminarUn beso.
...me costó meterme en tu frase.
ResponderEliminarDe todos modos prefiero vivir sabiendo que soy mortal.
Mi beso giganteeee !!!
Y sin embargo...
ResponderEliminarEn algún punto de esa historia mortal, el anhelo se vuelve inevitable:
///
Las vagas horas, la memoria impura,
el abuso de la literatura
y en el confín la no gustada muerte.
Sólo esa piedra quiero. Sólo pido
las dos abstractas fechas y el olvido.
(J.L. Borges)
de EL ORO DE LOS TIGRES
Beso enorme,
SIL
Replica antojadiza:
ResponderEliminaral ser el hombre tan mortal,hasta el dia de su muerte decide vivir como inmortal,aprendiendo a morir de manera tal que este efimero pasaje se vuelve un simple anhelo de vida.
Un abrazo.
Sin duda una mirada transmutada de la muerte!
ResponderEliminarPues sí, sabemos que nos vamos a morir, de eso no hay duda, pero no seremos conscientes de nuestra muerte cuando ésta sea un hecho.
ResponderEliminarSomos inmortales, por tanto, pero es difícil no tener presente a "la señora de la guadaña" mientras vivimos.
La clave está, supongo, en que la muerte no nos amargue la vida.
Un abrazo, Ignacio.
Hay que buscar trascender más allá del tiempo. Hay que dejar huella, trascender mediante acciones. Ahí se encuentra la inmortalidad.
ResponderEliminarAhí juega su cuento la paradoja: si se ese inmortal nunca se moriría, pero uno es inmortal hasta que se muere. que diría es una cortedad de vida. Lo duro siendo un inmnortal de tan poco, sería ya desapacible, andar desenado la muerte, en tan brevedad, y a sabiendfas de que ella llega que llega. Bueno espero que este fraseo no se me haya vuelto cantinflesco e incohernete, pero si fue así, mi profesor de filosofía tiene la culpa. Un abrazo. carlos
ResponderEliminarRealmente increíble, sin palabras. Infinitas gracias.
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