Destino.

Cuando el caballo se desboca, el jinete se convierte en, apenas, un pasajero.

11 comentarios:

  1. Un pasajero necio a quién se le va la vida intentando controlar al potro !!
    Gastando energía en tratar de domarlo y entendiendo muy tarde que era imposible...

    G-E-N-I-A-L.


    Un abrazo inmenso, Ignacio.

    SIL

    ResponderEliminar
  2. ¿Y cuándo el jinete domina?
    Que impresionante cómo según las circunstancias vamos asumiendo diversos roles, ¿no?
    Cariños Ignacio!

    ResponderEliminar
  3. Bueno, ¿y si viajamos a pie
    y prescindimos del caballo? ;)

    ResponderEliminar
  4. Por eso es tan importante asir bien las riendas..

    Mil besos, todos grandes..

    ResponderEliminar
  5. ...y hay que esperar que vuelva la la calma...
    Mi beso gigante y GRACIAS!!

    ResponderEliminar
  6. Yo no creo en el destino, así como algo que está marcado. Sí creo que somos, como ese jinete, los que llevamos las riendas de nuestras vidas, aunque a veces las circunstancias te arrastran, eso tambien es verdad.

    Un besote.

    ResponderEliminar
  7. No hay nada que hacer cuando la emociones se descontrolan, excepto dejarse llevar y esperar a que acabe

    ResponderEliminar
  8. El destino esta desbocado desde que tengo recuerdo…ya no hago más que sujetarme, y tratar de no caer, que mas se puede hacer, besitos.

    ResponderEliminar
  9. Pero es precisamente cuando se desboca, como se sabe si el jinete es bueno o no.

    ResponderEliminar